Sobre mi
No nací siendo adiestrador, pero la vida me puso en este camino.
Todo empezó con Nirvana, la perra que adoptó mi esposa. Yo quería que se portara bien, así que me metí de cabeza en el mundo del adiestramiento. Lo que comenzó como una necesidad personal se convirtió en una obsesión, y cuando la gente empezó a preguntarme si entrenaba perros, supe que esto iba en serio.
Pero no fue solo Nirvana. Toby, un Jack Russell que vi hacer cosas que ni los mejores perros entrenados logran, y Mailo, un perro rescatado que pasó de ser un amor a un demonio reactivo, fueron clave en mi aprendizaje.
Mailo, en particular, me dejó claro que sin control, el cariño no sirve de nada.
Me formé profesionalmente con Gustavo Estrada (El Profesor Canino) y me especialicé en reactividad.
Rafael Nuñez
Educador canino
